domingo, 27 de enero de 2013

Realización de las recetas de Navidad de El Comidista II

En esta segunda entrada de mi blog, dedicada a la completa selección navideña de recetas de Mikel Iturriaga, me lancé a cocinar el risotto de calabaza y queso azul. La receta original la podéis ver aquí:

Risotto de calabaza y queso azul

Lo primero era hacer acopio de ingredientes:




Para el queso azul usé una mezcla de queso tipo philadelphia con un queso azul cremoso. En lugar de guindillas frescas utilicé un pimiento chile que me trajo un compañero de curro de un viaje a México. Al final me quedó un pelín picante, para la próxima, con medio, basta.

Manos a la obra, nos ponemos a picar la cebolla con su consecuente llorera. En este momento yo recomiendo recordar algún episodio de nuestra vida que nos haya afectado profundamente y tengamos ahí enquistado en el interior. Así podemos aprovechar para que el trauma salga con más facilidad :)




Rehogamos la cebolla. Yo la dejo hasta que la veo que empieza a dorarse un pelín, pero sin pasarse, que no quede dura.




Mientras se rehoga la cebolla, aprovechamos para cortar la calabaza y picar el pimiento chile. En este caso compré la calabaza en rodajas. Tengo que investigar un poco el tema, porque me da que estas rodajas vienen de una variedad "apepinada", cilíndricas en lugar de esféricas. Otras veces he comprado la calabaza de toda la vida y, pelarla y sacarle la pulpa, ha sido una tarea harto tediosa...



 
Una vez que la cebolla está en su punto, añado la calabaza, el romero (seco), el pimiento chile y sal. Y a rehogar, removiendo bien todo.




Pasados tres o cuatro minutos, echamos el arroz y rehogamos de nuevo. Tengo un arroz especial para risottos pero usé arroz blanco normal de toda la vida. Así soy yo, viviendo al límite. Una vez mezclado todo añadimos el vino y esperamos a que se evapore.




Y en este momento es cuando entra el caldo en acción y, con él, el maravilloso proceso de transformación del arroz en su meloso primo el risotto. Yo utilicé caldo de pollo en pastillas. Por ahora, y por problemas de tiempo, no puedo permitirme preparar mi propio caldo, pero todo llegará...




A partir de aquí, paciencia y a añadir poco a poco el caldo según lo vaya absorbiendo el arroz.




A mí me fue bien con el litro de caldo, no necesité más, pero es cierto que me quedó un pelín "al dente", pero nada grave, fue un comentario muy purista de mi parienta :P  Decidí no añadirle más líquido porque llevaba ya media hora, tardó mucho en llegar al punto de risotto. Antes de que se absorba todo el caldo, se añade la mezcla de philadelphia con queso azul y se remueve.




Y el resultado emplatado lo tenéis aquí:




Salvando el exceso de pique que ya os he comentado, estaba espectacular de sabor. Recibí pingües halagos de mi familia política. Pero, ojo, no confundir, son muy críticos con cualquier plato elaborado en el seno familiar. Hay un alto nivel gastronómico que satisfacer.

Mirando ahora la página de El Comidista me doy cuenta de que se me olvidó adornar un poco el plato en su presentación con algún toque de color verde. Tomo nota para la próxima.

Y hasta aquí esta segunda entrada de recetas de Navidad de El Comidista. De nuevo, gracias a Mikel Iturriaga por su blog.

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